Retomando este blog en el que volqué muchas de mis emociones (por momentos descargos bastante impulsivos).
Esta vez para comentar que me gusta mi vida. Vivo con mi novio, con quien logramos una estabilidad hace ya varios años, no dejando que nos gane la costumbre sino apostando día a día por crecer juntos y en el amor.
Mis papás, mis ángeles en la tierra. Están conmigo y eso me da fuerzas para todo lo que me proponga. Mamá pasó por una jodida, pero ya todo está volviendo a su normalidad.
De solo pensar que la podía llegar a perder, se me heló la sangre. Solo agradezco que siga siendo la misma de siempre a pesar de todo.
Mis amigas/os, un bastión fundamental que cada vez más confirma con los años el círculo en el cual quiero moverme.
Desde 2018 comencé a cumplir sueños de viajes. Miami (2018), Punta Cana (2019) y Maceió (2022) me marcaron, cada uno con sus atractivos. Amé conocer culturas y paisajes diferentes (aunque siempre la playa como bandera).
Por supuesto, siempre hay metas por delante. Trato de disfrutar el presente porque nunca se sabe. Pero es lindo ir hacia un objetivo mientras tanto.
Formar una familia, tener mi casa (aunque por ahora imposible, la coyuntura económica del país no ayuda para nada), seguir viajando. Simplemente ser feliz y cuando no lo sea, ser capaz de surfearlo.
Este año saqué entradas para 3 conciertos. Será que la pandemia de covid nos privó de tanto, que ya no quiero esperar para ver a los artistas que me gustan.
Así que el consejo es que no hay consejo. Hagan lo que sientan, lo que mejor los identifique en esta vida. Somos únicos y como tales no podemos ser igual al resto.
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